Pésaj es la primera y más importante fiesta del calendario judío; comienza el día de Nisán, y se celebra durante siete días (ocho en la diáspora), de los cuales el primero y el último son días de reposo, y en los que está prohibido el trabajo cotidiano. En ella se festeja la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto obrada por Dios a través de Moisés.
A) Pesaj: Su aspecto histórico
En el libro del Éxodo se relata la vocación de Moisés, elegido por Dios para salvar a su pueblo. (Ex 6). Dios envía a Moisés ante el Faraón para que deje partir a su pueblo al desierto para darle culto. (Ex 5,3)
Los egipcios no permitieron a los hebreos salir de sus dominios a celebrar la fiesta, a pesar de las señales que Dios le daba al Faraón por medio de las distintas plagas.
Entonces Dios dio instrucciones a Moisés para que la comunidad realice el sacrificio de pascua: al atardecer se matará un cordero o cabrito de un año, macho y sin defecto; se rociará con su sangre las jambas y el dintel de la puerta de sus casas; de noche se comerá la cena de la liberación: cordero y pan ácimo (los pies calzados, ceñida la cintura y un bastón en la mano, en plan de marcha desde aquella tierra de esclavitud hacia otro país de libertad).
Más tarde, el Señor, que herirá de muerte a los primogénitos de los egipcios, pasará de largo o se saltará las puertas de los hebreos, marcadas con la sangre del cordero. De allí el significado del término Pésaj que significa “saltear”, “pasar por encima”, ya que el ángel de la muerte enviado por Dios “salteó las casas de los hijos de Israel” (Ex 12, 27) preservando a los primogénitos hebreos.
A pesar de que existen discrepancias al respecto entre los estudiosos, generalmente se acepta como época de esta salida de Egipto la segunda mitad del siglo XIII a.C, en tiempos del faraón Ramsés II. Con éste, entonces, habría tenido Moisés sus gestiones para obtener la liberación del pueblo de Israel sometido a trabajo de esclavos, tratativas reforzadas cada vez por una nueva plaga que sobrevenía a Egipto, porque el rey se negaba a concederles la libertad. Hasta que con la décima y última, la muerte de los primogénitos, el monarca ordenó en horas de la noche que los hijos de Israel abandonaran su país de inmediato. (Ex 12,31).
Esta salida de Egipto se menciona innumerables veces en la Biblia, en las plegarias y en las tradiciones judías. También en las palabras iniciales de los Diez Mandamientos o Decálogo, Dios se presenta al pueblo de Israel anunciándole que “Yo soy el Eterno tu Dios, que te he sacado de Egipto, de la casa de los esclavos” (Ex 20,2 y Deuteronomio 5,6), vinculando su identidad con este éxodo. De allí la importancia de esta Fiesta.
B) Elementos básicos: El sacrificio del Cordero y los panes ácimos
La costumbre de ofrecer sacrificios a Dios, se remonta a etapas anteriores a la estancia de los hebreos en Egipto. Es mediante este acto que el hombre reconoce su dependencia de Dios.
Así, el Libro del Génesis, relata la oblación hecha por Caín de los frutos de la tierra, y de Abel, de los primogénitos de su rebaño (Gen. 4, 3-4); a Noé que ofreció holocaustos sobre el altar después del diluvio (Gen.8,20); también a Melquisedec sacerdote del Dios Altísimo que presenta a Dios pan y vino (Gen.14,18); a Abraham cuando sacrifica el cordero en lugar de su hijo Isaac (Gen 22,13), etc.
Pero en el contorno del éxodo, el sacrificio del cordero y los panes ácimos, adquieren una nueva significación que tendrá su culmen en el sacrificio de Jesucristo por los pecados del mundo, cual Cordero sobre el ara de la Cruz.
* El cordero pascual
La víctima debía ser «macho» (considerado la fuente de vida), «sin defecto» (a fin de que sea aceptable a Dios), «de un año» (primicia), «lo guardaréis» (la separación del rebaño como señal de santificación). (cf. Ex 12,5-6).
En lo sucesivo, el sacrificio del cordero de Pésaj se siguió celebrando cada año, en recuerdo de aquel ofrendado en Egipto. (cf. Ex 12,14).
Con la destrucción del Templo de Jerusalén, cuando forzosamente quedó abolido el culto de sacrificios en el pueblo de Israel, dejó de celebrarse el rito del cordero pascual. Solo queda hoy un recuerdo simbólico del mismo, el trozo de hueso con carne asada que se coloca en al fuente alegórica de la noche del Séder.
* Los panes ácimos
A la repentina orden de salida se debe la tradición de los panes ácimos o Matzot, que también caracterizan a esta fiesta: el tiempo no alcanzó para cocer en los hornos el acostumbrado pan de cada día, sino que hubo que dejar la masa al sol para que se cociera al calor de éste. Resultaron unas galletas chatas y sin fermentar, en recuerdo de las cuales se come hasta el día de hoy, las tradicionales matzot de Pèsaj durante los siete (u ocho) días de fiesta.
Por lo tanto “los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto.”[2] La Fiesta de los panes ácimos seguía a la de la Pascua, como se puede ver en Levítico 23,5.
Durante los siete días de la fiesta estaba prohibido comer pan con levadura, porque la levadura era símbolo de corrupción y del pecado.
También “en la fiesta de los ácimos estaba significado Cristo como Pan de vida, que no está sometido a la corrupción sino que, al contrario es germen de la vida eterna “pues el que come este pan vivirá eternamente”(Jn.6,58)” [3].
C) Tradiciones y preparativos de la cena pascual.
Copa y plato usado en Pésaj
En recuerdo de esta salvación de los primogénitos de Israel, posteriormente quedó establecido para estos un día de ayuno, taanit bejorim, en vísperas de Pésaj.
Pero este ayuno los primogénitos pueden evitarlo, si ese día estudian la parte final de algún tratado del Talmud: cada vez que se concluye un estudio semejante, ello da lugar a una comida festiva, en mérito de la cual puede levantarse el ayuno de la fecha.
Durante los días de la fiesta se evita el consumo de todo alimento fermentado o leudado (jametz). También los platos, cubiertos, tazas, ollas, etc.; usados durante todo el año se consideran jametz por el contacto que tuvieron con alimentos de ese tipo, y se los reemplaza por otros, especiales para Pésaj. O bien puede convertírselos en aptos para Pésaj, mediante un proceso especial de limpieza que se les aplica unos días antes de la fiesta.
* El Séder de Pésaj: Séder significa “orden” en hebreo, y con este nombre se denomina la cena festiva de la primera noche de Pésaj, debido al orden preestablecido que deben guardar todas las bendiciones, ceremonias, alimentos, bebidas, etc., de esa celebración.
Ya al iniciarse la cena, quien la preside tiene delante de sí, sobre la mesa, la keará o “fuente” con los símbolos del Pésaj. Entre ellos se destacan el maror o hierba amarga (generalmente un rábano picante que evoca la amarga vida de esclavos que los hijos de Israel vivieron en Egipto); el zeróa (un hueso con carne asada, en recuerdo del cordero que se sacrificaba en el Templo de Jerusalén); el jaróset (una mezcla de manzanas y nueces picadas y amasadas con vino, semejante a la pasta de ladrillos que elaboraba el pueblo judío en Egipto); el carpás (verduras que se mojan en agua salada antes de comerlas –símbolo de las lágrimas de los esclavos israelitas en Egipto, o bien de las aguas saladas del Mar Rojo-); un huevo (recuerdo de uno de los sacrificios de la fiesta) y jazeret, otra verdura más (que varía según las diversas costumbres).
Complementan la mesa del Séder tres mazot (panes ácimos) colocadas una encima de la otra (símbolo de los tres sectores del pueblo judío: los “sacerdotes” o descendientes de Aarón; los levitas, hijos de la tribu de Leví; e Israel, todo el resto del pueblo), una copa de vino especialmente reservada para el “profeta Elías”, de quien se cree que también llega simbólicamente a cada hogar judío para participar junto con los presentes de la noche del Seder, y finalmente las copas de vino para todos de las cuales se beberá, sucesivamente, cuatro veces a lo largo de toda la noche. Estas cuatro copas celebran la liberación de los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto, que esta definida en la Biblia con cuatro verbos diferentes, cuando Dios la promete a los israelitas: “Os sacaré de los sufrimientos de Egipto, os salvaré de su esclavitud, os redimiré con brazo extendido…y os tomaré para Mí como pueblo”. (Éxodo 6,6-7).
* La Hagadá de Pésaj: La Hagadá o “Relato” de Pésaj es el texto tradicional que se lee en la mesa del Séder, como marco que rodea la cena festiva de esa noche.
La Hagadá contiene textos de muchas épocas diferentes, que van desde los tiempos bíblicos y la salida de Egipto al mando de Moisés pasando por la época del Talmud y la Edad Media, y llega hasta los tiempos modernos mediante un capítulo especial con el que muchos hogares judíos evocan en un momento del Séder también el Holocausto y la rebelión del guetto de Varsovia contra los nazis, iniciada en la primera noche del Pésaj del año 1943. También hay otras variantes de Hagadot modernas que agregan otras citas de la Biblia y de poetas hebreos medievales y modernos.
Imagen del texto de la Haggadá
El estilo de la Hagada de Pesaj, y su nombre mismo, están en consonancia con el mandato bíblico que dice: “Y le relatarás a tu hijo (la historia del éxodo de Egipto)” (Ex. 13,8).
Quien provoca el relato de esta noche es el menor de la familia, quien se dirige solemnemente a su padre para formularle las conocidas cuatro preguntas que empiezan con las palabras Má nishtaná, «¿En qué se diferencia (esta noche de Seder de otras noches del año)?” y con eso da lugar a que el padre le comience a contar toda la historia de la liberación del pueblo judío por obra de Dios.
* Shirat Haiam, el himno del Cruce del Mar: Para Pésaj se han establecido diversos fragmentos del Pentateuco como lectura de la Torá.
En las sinagogas de Tierra Santa se leen dos de ellos (en el primero y en el séptimo día de Pésaj, que son feriados). Y además hay una lectura especial para el sábado intermedio que suele haber en Pésaj.
De todas estas lecturas sobresale por su majestuosidad la del séptimo día, en la que se refiere la historia del éxodo de Egipto, y también figura el himno que los hijos de Israel cantaron al Señor después del milagroso cruce del mar (Éxodo 15,1-19).
Conclusión
En aquel cordero Pascual estaba prefigurado el Cordero de Dios Inmaculado que quiso sacrificarse en la cruz y se nos ofrece por alimento en la Eucaristía.
Como el Cordero Pascual libró a los israelitas del Ángel exterminador que traía la muerte, así Jesucristo nos rescató del poder del diablo y de la muerte eterna.
De ahí que en el Nuevo Testamento Jesús sea llamado “Cordero”: “He aquí el cordero de Dios, que lleva el pecado del mundo” (Juan 1,29); en otro pasaje dice: … “fuisteis redimidos, no con cosas corruptibles, plata u oro, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de Cordero sin tacha y sin mancha” (I Pe.18-19), (Hech.8, 32), etc.
“ El cordero, dice S. Cirilo, se entiende, según la ley, como un sacrificio puro e inmaculado; mas los cabritos son ofrecidos siempre en el altar por los pecados. Esto mismo lo encontrarás en Cristo. Pues El era también como un sacrificio inmaculado, que se ofrece a sí mismo al Dios y Padre en olor de suavidad (cf. Efe.5, 2) y que fue degollado como un cabrito por nuestros pecados. Después de inmolado manda untar con la sangre las puertas y el dintel de las casas (Ex. 12,7); con lo cual no quiere significar otra cosa, a mi parecer, sino el que fortifiquemos nuestra casa terrena, esto es, nuestro cuerpo, con la sangre adorable y preciosa de Cristo, apartando la muerte causada por la transgresión con la participación de la vida. Pues vida y santificación es la participación de Cristo”[4].
Afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Al celebrar la Última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino”[5].
“…Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado” (I Cor.5, 7).
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Notas:
[1] Algunos datos de este artículo fueron extraídos del libro Fiestas y Tradiciones Judías. H. Haber. Ed. Aurora. Tel Aviv.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica. N. 1334
[3] Mons. Straubinger, comentario a Lev.23,5
[4] Acerca del sacrificio del cordero n.2, Textos Eucarísticos primitivos. Ed. BAC, pag. 360.
[5] Catecismo de la Iglesia Católica, N. 1340.
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