¿A qué se llama escándalo?
Escándalo es poner a alguien en ocasión de pecado
– por incitarlo directamente al mal
– por darle un mal ejemplo
– por hacer alguna cosa a sabiendas de que con eso podemos arrastrarlo al mal
El amor al prójimo nos pide que, a no ser que haya una razón de importancia, dejemos de hacer determinadas cosas, incluso aunque no sean malas, si con ellas hacemos que otros cometan el mal, es decir si con ellas los escandalizamos. (Rom. 14, 13 ss; 19 ss; 1 Cor 8,10-13)
En general es fácil cometer escándalo con personas más débiles o inmaduras que uno.
El escándalo es una circunstancia que hace que frecuentemente nuestros pecados sean más graves.
(Mt. 18,6ss)
El que comete escándalo debe repararlo de alguna manera.
Omisión, ¿Que es hacer el bien a los demás?
Hacer el bien a los demás es ayudarlos a ser mejores y a vivir con mayor plenitud y felicidad en todos los aspectos de la vida y, en especial, en su dimensión cristiana.
Ej. Ayudarlos a corregir algún defecto, a pasar un buen rato, a aprender cosas buenas, anunciarles el Evangelio, consolar al triste, dar de comer al hambriento, defender al debil, curar al enfermo, ayudar a que los enemigos se reconcilien, instruir al ignorante, trabajar para que haya una política más honrada,…
«Aquel que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado» (Santiago 4,17)
Parábola del Juicio Final: «Lo que ustedes dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo lo dejaron de hacer, vayanse, malditos, al fuego eterno» (Mt. 25,45)
Parábola de los talentos: «Siervo malo y perezoso, sabías que cosecho donde no sembré; debías al menos entregado mi dinero a los banqueros y así al volver, Yo habría cobrado lo mío con intereses. A este siervo inútil echenlo a las tinieblas donde hay llanto y rechinar de dientes» (Mt. 25,6)
Podemos decir que, hablando de la gente que no hace nada malo pero que tampoco quiere hacer el bien, Jesús afirmo que la higuera estéril que ocupa inútilmente la tierra será cortada» (Mc. 11,12-14, 20,21; Mt 8,9)
Posibles omisiones que posiblemente hemos cometido:
La defino como «el bien que podemos hacer y no hacemos»; he ahí tal vez el más grande pecado que cometemos, quedándonos de brazos cruzados.
Justificamos nuestra indiferencia diciendo «eso no tiene que ver conmigo», «yo no tengo la culpa» y otras frases de cajón, que adormecen la conciencia ante aquello que pudiéndolo dar, no lo dimos.
La lágrima que vimos rodar en el rostro de quien camina a nuestro lado y por no querernos involucrar, no la enjugamos… El papel que tirado en el piso, no lo recogimos; porque fue otro quien lo arrojó, nosotros no lo hicimos…
El pedazo de pan que no compartimos, porque nadie nos lo regaló, de nuestro propio esfuerzo lo obtuvimos… El no querer trabajar un minuto más, porque el contrato dice el tiempo exacto con el cual nos comprometimos…
La riña que no quisimos evitar, para no meternos en problemas que no son míos, la herida que no quisimos curar, porque no fuimos nosotros quién la hicimos…
La palabra de aliento que nunca regalamos, a quien encontramos afligido; por temor o por cualquier cosa que justifique ese bien que pudiéndolo hacer, omitimos…
El tiempo que negamos para escuchar a alguien que necesitaba hablar; diciendo que no hay tiempo que perder, aún hay mucho por hacer y trabajar…
La limosna que no ofrecimos, porque no queremos contribuir a la mendicidad y ociosidad; la mano que no estrechamos para que otros no piensen mal y no sentirnos juzgados…
La respuesta igual de desagravio que al que nos hirió le dimos; porque si callamos y no nos vengamos, creerán que somos idiotas y pueden siempre herirnos y pisotearnos…
La sonrisa que no regalamos a aquel que encontramos en el camino, porque no tiene nada que ver conmigo…
La oración que no elevamos por el que nadie oró, el perdón que no ofrecimos, la carta que alguien esperó y nunca escribimos; la visita a ese enfermo que solo quedó en el olvido, tanto pero tanto bien, que pudiéndolo hacer, por mil excusas que inventamos para justificarnos, no lo hicimos…
Esa es la rutina en la que a diario vivimos, ese es el camino que se nos presenta cada día pero que no elegimos; porque nos dejamos llevar por lo que dicen y hacen los demás; pensamos en el bien propio e ignoramos lo que siente, piensa y necesita el resto de la humanidad…
Vivimos creyendo que con hacer lo que nos toca o evitar realizar algún mal, nos hemos ganado el cielo, y ya somos buenos… No nos damos cuenta que estamos haciendo lo que no nos cuesta, somos igual que los demás; es más valioso marcar la diferencia, si nos esforzamos un poco más en regalar amor al que lo ha de necesitar; eso es lo que nos hace semejantes a Dios; quien para salvar la humanidad, hizo realidad el amor, y no se conformó con sanar y predicar; sino que inventó una nueva definición del amor, algo que le da su inigualable valor, y es ser capaz de amar tan al extremo que la vida dar por amor… y no sólo lo dijo, sino que así lo vivió, porque por amor, su vida en la cruz entregó…
¿Qué es una confesión sacrilega?
El que calla voluntariamente en la confesión un pecado grave, hace una mala confesión, no se le perdona ningun pecado, y además añade otro pecado terrible, que se llama sacrilegio.
Todas las confesiones siguientes en que se vuelva a callar este pecado voluntariamente, también son sacrílegas.
Pero si se olvida, ese pecado queda perdonado, porque «pecado olvidado, pecado perdonado». Pero si después uno se acuerda, tiene que manifestarlo diciendo lo que pasó.
Para que haya obligación de confesar un pecado olvidado, hacen falta tres cosas: estar seguro de que:
a) el pecado se cometió ciertamente.
b) que fue ciertamente grave.
c) que ciertamente no se ha confesado.
Si hay duda de alguna de estas tres cosas, no hay obligación de confesarlo. Pero estará mejor hacerlo, manifestando la duda.
(Num. 89.Libro Para Salvarte. P.Jorge Lorign SJ.)
¿Por qué se dice que a fin de cuentas lo que marca la mayor gravedad de nuestro pecado es la intención?
Pero si se olvida, ese pecado queda perdonado, porque «pecado olvidado, pecado perdonado». Pero si después uno se acuerda, tiene que manifestarlo diciendo lo que pasó.
a) el pecado se cometió ciertamente.
b) que fue ciertamente grave.
c) que ciertamente no se ha confesado.
Si hay duda de alguna de estas tres cosas, no hay obligación de confesarlo. Pero estará mejor hacerlo, manifestando la duda.
Porque «la intención», entendida tanto como el «deseo expreso» con el que hacemos algo o como «la finalidad» por la que lo hacemos, es la que hace que una acción y sus circunstancias sean realmente «nuestros».
La intención es la que les da a nuestros actos su verdadero valor de bondad o maldad, más que la cosa misma que hacemos.
Experimentamos más dificultad en perdonar aunque sean cosas pequeñas, cuando se capta que alguien nos está haciendo algo con verdaderos deseos de fastidiar, que cuando otros nos hacen cosas más graves pero sin una intención tan clara: esto indica que la intención es la que determina finalmente la gravedad de una ofensa.
¿Cuándo el pecado mortal nos lleva a lo que la Biblia llama la «segunda muerte» (Ap.21,8) es decir, a la muerte o condenación eterna?
El pecado mortal nos lleva a la muerte eterna o infierno cuando morimos en él sin arrepentimiento, es decir, cuando marca la decisión definitiva de separarnos de forma radical y para siempre de Dios y del prójimo.1
Más allá de la muerte no hay posibilidad de cambiar el destino que el hombre .…
Ahora bien, como la muerte pone fin a la vida, el arrepentimiento se hace ya imposible, porque después de la muerte ya no habrá posibilidad de arrepentirse2
¿Cuáles son algunas maneras comunes pero imperfectas de entender lo que es el pecado?
Para el cristiano el pecado es siempre algo que procede de la libertad interior del hombre. Y una ofensa a Dios.
a) Muchos entienden por pecado el «hacer algo malo, pero sin relación con Dios» a quien ni siquiera tienen en cuenta.
Para el cristiano el verdadero pecado implica siempre una relación negativa para con Dios.
b) Otros lo definen como un «ir en contra de los 10 mandamientos» o «una transgresión a la ley Divina» (Cfr. Diccionario Larousse), pero entendiendo que el pecado es algo malo, no por ser malo en sí, por ser una mera desobediencia o trasgresión a la ley.
c) Otros consideran el pecado como algo que mancha o degrada al hombre en lo más intimo de su ser, pero simplemente por el hecho de haberlo cometido, aunque sea involuntariamente.
Por ejemplo: En el sistema legalista judío quedabas manchado o impuro por haber tocado cosas «impuras» aun sin querer. (ej. Lev. 11, 31-45; 15, 19-30)
¿Hay alguna ocasión en la que uno cometa pecado aunque no se esté dando cuenta de lo que hace?
¡Sí! Cuando haces voluntariamente algo malo que te lleva luego a hacer otras cosas malas, también cometes pecado en estas otras cosas, aunque ya no te dés cuenta de ellas.
Ejemplo:
– Un drogadicto o un borracho que sabe que van a hacer cosas malas si toman drogas o alcohol y, sin embargo los comienzan a tomar, son responsables de lo que hacen.
Por eso se dice que el alcoholismo no sólo es una enfermedad, sino también un vicio.
– Un estudiante de medicina que sabe que, si no estudia bien, luego va dar medicinas equivocadas, será responsable del daño causado al prójimo ( o se puede aplicar a cualquier otra profesión)
– En general el que por flojera es un ignorante, puede ser responsable de actos malos, que luego hace sin darse cuenta de su maldad, aunque su pecado es propiamente la ignorancia y la flojera.
A estos pecados los moralistas los llaman voluntarios «en causa», porque tú pusiste voluntariamente la causa que los produjo.
Esto indica que hay continuidad y conexión entre todos los actos de mi vida y que, por eso, soy responsable no sólo de mi presente, sino también de mi futuro; y que, si conozco las consecuencias futuras de mis actos presentes libres, soy responsable, de alguna manera, ya ahora, de esas consecuenciasd o efectos buenos o malos.
¿Qué quiere decir que el pecado se comete sólo «queriendo»?
Quiere decir que si uno hace una cosa sin darse cuenta de lo que está haciendo o sin decidirlo interiormente, eso no es pecado; tanto menos es pecado si lo fuerzan física o psicológicamente a uno para hacer el mal.
Ejemplos:
Si hice que se tropezara un compañero sin querer, no cometí «pecado», aunque sí hice algo malo
Lo que hace o piensa uno en sueños o sonámbulo, no es pecado, porque lo hace uno sin querer
Si un niño rompió cinco platos juntos sin querer, no cometió ningun pecado, aunque su mamá se haya puesto furiosa por el daño que causó
Si llegué a clase sin haber hecho una tarea porque se me olvidó que era para hoy, no cometí pecado. aunque el maestro me haya castigado por no haber cumplido mis deberes
Un enfermo de alcoholismo, aunque se dé cuenta de que está tomando vino y sepa que le está haciendo daño, no comete pecado si no puede decirle que no a su organismo: su verdadero pecado está en el momento de comenzar a tomar cuando habría podido haber dicho «no».
Una cosa es que uno sea consciente de lo que hace o de lo que le sucede, y otra cosa es que sea capaz física o moralmente de evitarlo. El crecer en libertad es crecer en responsabilidad.
Ejemplo: Un «cleptómano» puede ser muy consciente de sus actos, pero no tener la libertad necesaria para dejar de robar; puede ser como el adulto enfermo que al orinarse se da cuenta pero no tiene el control.
¿Qué quiere decir que el pecado se comete sólo «sabiendo»?
Quiere decir que si no sabes que una cosa es mala, no cometes pecado aunque la éstes haciendo o la hayas hecho.
Ejemplos:
Si un niño no sabía que quemar una llanta causaba daño al aire que respiramos, no estaba cometiendo pecado aunque lo hacía.
Si una persona no sabe que un alimento o bebida le hace mal, no comete pecado aunque se lo esté comiendo o bebiendo.
¿Qué quiere decir que el pecado sólo se comete «pudiendo»?
Quiere decir que si no tenemos capacidad física o moral para hacer una cosa buena o para evitar una cosa mala, no cometemos pecado.
Ejemplos:
Si tú, por no saber nadar, no puedes ayudar a una persona que se está ahogando, no cometes pecado.
Si no puedes ir a Misa porque estás enfermo, no cometes pecado.
Si atropellaste a una persona mayor con tu bicicleta, porque no sirvieron los frenos o porque se te atravesó y no pudiste ya frenar, no cometiste pecado.
Un niño chiquito cuando no tiene la capacidad para comprender si algo es malo, no comete pecado si lo hace.
Una muchacha o un niño a los que no dejan salir solos, no cometen pecado si un domingo no van a Misa porque no los llevaron.
Si te mandan varias cosas que no puedes hacer al mismo tiempo y tú haces solo lo que piensas que es más importante, no cometes pecado al no hacer lo demás.
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