Cada día que empieza trae sus metas, preocupaciones, derrotas, esfuerzos y conquistas; pero es indudable que la pregunta por el mañana y lo de deseamos de él caracteriza a la juventud. San Juan Pablo II afirmó sin vacilaciones en su libro Cruzando el umbral de la esperanza, que la juventud «no consiste en al acumulación de un determinado número de años, sino en el período que buscamos respuestas a las grandes interrogantes de la vida, y buscamos darle sentido a la misma». ¡Búsqueda, he aquí la segunda gran etapa de nuestra vida! El ser personas en búsqueda, obedece a que somos seres inacabados, somos «proyectos», nos estamos realizando y construyendo a diario.
Todos buscamos la felicidad, la verdad, la eternidad, el amor; donde nos distinguimos unos de otros es en el «donde» lo estamos buscando.
En nuestras búsquedas de la felicidad y de sentido, tropezamos con los vicios, errores, fracasos.
¿Debe detenerte y desanimarte eso? ¡No, desde luego que no! Al contrario, debes levantarte y continuar hacia delante. Me viene a la mente una preciosa historia, que deseo compartirte:
«Dicen que un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un Chapulín:
¿Hacia donde te diriges?, le pregunto. Sin dejar de caminar, la oruga contesto:
Tuve un sueno anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña miraba todo el valle. Me gusto lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendido, el chapulín dijo, mientras su amigo se alejaba:
-Debes estar loco! ¿Como podrías llegar hasta aquel lugar?
-¡Tu, una simple oruga!. Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable. Pero, el gusanito ya estaba lejos y no lo escucho. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. De pronto se oyó la voz de un Escarabajo:
-Hacia donde te diriges con tanto empeño?Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante:
– Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplare todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo:
– Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa. Y se quedo en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir de su sueño:
-¡No lo lograras jamás! – le dijeron-, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su ultimo esfuerzo un lugar donde pernoctar:
– Estaré mejor, fue lo ultimo que dijo, y murió. Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió «por querer realizar un sueno irrealizable». Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una ADVERTENCIA PARA LOS ATREVIDOS.
De pronto quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: UNA MARIPOSA.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
«Todos se habían equivocado».
Dios no nos hubiera dado la posibilidad de soñar, si no nos hubiera dado la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños. Si tienes un sueño, vive por él, intenta alcanzarlo, pon la vida en ello y si te das cuenta que no puedes, quizás necesites hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en tu vida y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y circunstancias distintas:
¡No te detengas, cierra tus oídos a los que te dicen que no puedes. ¡Lo lograras!
El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.
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