¿Qué es la oración cristiana?
– La oración cristiana es:
· elevación del alma a Dios;
· don de Dios y acción del hombre;
· coloquio, relación de los hijos de Dios con su Padre, por medio del Hijo Jesús, en el Espíritu Santo: relación viviente de alianza, de comunión de amor;
· participación de todo el hombre, cualquiera sea el lenguaje (gestos o palabras) y el lugar de la oración;
· adhesión humilde y confiada a la voluntad de Dios Padre;
· necesidad vital: el cristiano, para su vida espiritual, tiene absoluta e incesante necesidad como tiene necesidad del aire y del agua para su vida biológica.
– La oración brota del Espíritu Santo: “Dios ha mandado a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que grita: Abbá, Padre” (Gal 4, 6). Es el mismo Espíritu, que ora en el cristiano y le enseña “qué sea conveniente pedir” (Rm 8, 26) en la oración.
– Exige de la persona que ora, un corazón humilde y arrepentido, rico de Fe, en el cual la persona se reconoce como creada a imagen de Dios, redimida por Cristo, santificada por el Espíritu Santo: “Todo es posible a quien cree” (Mt 9, 23).
– Dios primero llama incesantemente cada persona al misterioso encuentro de la oración.
– La oración por tanto tiene una doble dimensión:
· descendente: invitación al encuentro y al diálogo que el Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo, dirige al hombre;
· ascendente: respuesta del hombre al Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo.
¿Cómo se comporta Jesús en relación a la oración?
– Durante su vida terrena, El ora:
· según los ritmos y las plegarias de su pueblo;
· con frecuencia, también de noche, en la soledad y en particular antes de los momentos decisivos de su misión;
· diciendo: “Abba, Padre”: la suya es una oración filial, brota de su ser Hijo eterno de Dios;
· por nosotros, como nuestro sacerdote; en nosotros como Cabeza y guía; y le rezamos a El como nuestro Dios.
– Toda la vida de Jesús es una incesante oración, comunión profunda e íntima con Dios su Padre: sus palabras y sus acciones son la manifestación visible de tal oración continua.
– Jesús es el “Maestro de oración” para el cristiano. El, orando, nos enseña como orar. Y al mismo tiempo él da indicaciones precisas sobre cómo orar. Por ejemplo:
· “Cuando recen digan: ‘Padre’ ” (Lc 11, 2);
· “No desperdicien palabras como los paganos, los cuales creen que son escuchados a fuerza de palabras […] porque el Padre sabe qué cosas ustedes necesitan antes de que le las pidan” (Mt 6, 7-8);
· “Cuando ores, entra en tu habitación y, cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto” (Mt 6, 6);
· “Si presentas tu ofrenda al altar e allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano y después regresa a presentar tu ofrenda” (Mt 5, 23-24);
· “Oren por sus perseguidores, para que sean hijos de su Padre celestial” (Mt 5, 44-45);
· “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y les será abierto” (Lc 11, 9). “Pidan y obtendrán para que su gozo sea pleno” (Jn 16, 24);
· “No tienen, porque no piden; piden y no obtienen porque piden mal” (St 4, 2-3) ;
· “Busquen primero el Reino de Dios” (Mt 6, 33) y el Padre celestial le dará todo lo que necesite a quien ore así.
– A la pregunta: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1), Jesús responde enseñando la oración del Padre nuestro. Tal oración:
· es la síntesis de todo el Evangelio;
· nos pone en comunión con el Padre y con Jesucristo. Al mismo tiempo nos revela a nosotros mismos;
· contiene siete peticiones a Dios Padre. Las tres primeras tienen como objeto la gloria del Padre: la santificación del Nombre, la venida del Reino y el cumplimiento de la voluntad divina. Las otras cuatro le presentan nuestros deseos, en cuanto a nuestra vida para nutrirla, para sanarla del pecado, para liberarla del mal;
· con el Amén final expresamos nuestro fiat a las siete peticiones: Así sea.
¿Cuáles son la fuentes de las cuales el cristiano saca su oración?
– Esas son:
· La Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura;
· La liturgia de la Iglesia, en particular los sacramentos y la Liturgia de las Horas;
· Las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad;
· El hoy, con sus acontecimientos cotidianos, alegres y tristes.
– Es bueno que el cristiano utilice estas fuentes en manera complementaria, dando siempre el primer lugar a la Celebración eucarística, fuente y culmen de toda la vida del cristiano y de la Iglesia, al igual que modelo de toda oración.
¿Por qué es importante utilizar los Salmos como oración?
Es importante porque los Salmos:
· son Palabra de Dios dirigida al hombre, y palabra del hombre dirigida a Dios;
· son oración del Pueblo de Dios: Cristo asocia a sí la Iglesia su esposa; son oración pública, en la cual la Iglesia está particularmente implicada;
· contienen toda la infinita gama de interrogantes, situaciones en que puede encontrarse toda persona de cualquier nación o edad;
· son expresión de los distintos sentimientos del ánimo humano: gozo, reconocimiento, acción de gracias, amor, ternura, entusiasmo, y también sufrimiento, recriminación, petición de ayuda y de justicia, que terminan a veces en rabia e imprecación. En los Salmos el ser humano se reencuentra a sí mismo enteramente;
· hacen vivir la experiencia de la cercanía de Dios en las ocasiones cotidianas de la existencia que le han originado e di las cuales son reflejo;
· ofrecen diversas intenciones de oración: para glorificar a Dios, para agradecerle, para expresar confianza, para invocar ayuda, para pedir perdón, para hacer escuchar la propia oración; iaculum, es decir, dardo- con la que se indican brevísimas expresiones salmódicas que pueden ser recitadas durante la jornada cuales breves pero eficaces coloquios con Dios, como también pueden ser ‘lanzadas’, como puntas encendidas, por ejemplo contra las tentaciones.
¿Cuáles son las principales formas de la oración cristiana?
Las principales formas son:
– En cuanto al contenido de la oración:
· la oración de adoración;
· la oración de petición, que tiene por objeto sobretodo el perdón, la búsqueda del Reino de Dios (“Venga tu reino”), como también cualquier verdadera necesidad para nosotros y para los demás;
· la oración de agradecimiento: “En toda ocasión den gracias” (1 Tes 5, 18). Se agradece a Dios por los dones de la creación y de la redención. Cualquier acontecimiento y cualquier necesidad puede ser motivo de agradecimiento;
· la oración de alabanza: se da gloria a Dios porque El es, antes y más que por lo que El hace.
– En cuanto al modo de orar:
· La oración vocal: es la que, basada en la unidad del cuerpo y del espíritu en la naturaleza humana, asocia el cuerpo (en particular la voz) a la oración interior del corazón. Esa favorece la oración con los otros;
· La oración meditativa: es la que pone en acción el pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Puede ayudarse de un libro (especialmente la Biblia), de imágenes, de los escritos de los Padres de la Iglesia y de los santos, del gran libro de la creación, de los acontecimientos cotidianos…;
· La oración contemplativa: es una mirada de Fe fijada en Jesús, un silencioso amor, “una íntima relación de amistad, en la que uno se entretiene con frecuencia a solas con el Dios por quien nos sentimos amados” (Santa Teresa de Jesús).
– Todas estas formas de oración son necesarias y complementarias en la vida del creyente y de la Iglesia.
– La Eucaristía contiene, expresa, realiza y completa en sumo grado todas estas formas de oración. No hay oración que iguale o supere la Celebración Eucarística
¿Qué relación hay entre Oración del cristiano y la Iglesia?
Toda oración auténtica del cristiano es también oración de la Iglesia y en la Iglesia: el cristiano de hecho es miembro de la Iglesia, en virtud del Bautismo. La Iglesia por tanto, sea la celeste como la peregrina en la tierra, ora con el cristiano y por el cristiano. Y el cristiano ora en la Iglesia, con la Iglesia y por la Iglesia.
¿Cuál es la unión de la Oración con la vida cotidiana?
– La oración exige coherencia de vida: observar la Palabra de Dios, sus Mandamientos, hacer Su voluntad.
– Se ora como se vive, y se vive como se ora.
– Es el amor creyente, humilde, confiado que consciente unir la oración a toda la vida cristiana.
– Para que la vida se haga una continua oración es necesario que:
· sea una vida coherente con las enseñanzas de la Fe;
· haya momentos explícitos durante el día y la semana dedicados exclusivamente a la oración.
¿Cuándo orar?
– “Oren incesantemente” (1 Tes 5, 17):
· “dando gracias continuamente por cada cosa a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”;
· “con toda clase de oraciones y súplicas en el Espíritu” (Ef 6, 18);
· “ora incesantemente quien une la oración a las obras y la obras a la oración”(Orígenes).
– Orar es siempre posible: “Es posible incluso en el mercado o durante un paseo solitario, hacer una frecuente y fervorosa oración. Es posible también en su negocio, sea mientras compran o mientras venden, o incluso mientras cocinan” (San Juan Crisóstomo).
¿Qué decir acerca de las técnicas para orar bien?
– La historia de la oración cristiana conoce muchas técnicas: esas tienen como finalidad preparar el espíritu y el cuerpo a la oración, de sostenerlos en el curso de la oración, ayudando la persona al recogimiento y a la concentración.
– Esas miran a: las palabras, el canto, los gestos, la iconografía, el lugar donde se ora.
– Los métodos y las técnicas son necesarios y útiles, pero no son necesariamente eficaces.
– Son medios para ayudar la oración, pero no son ni pueden hacerse fines.
– Un método es una guía: lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por la única vía, modelo, maestro de oración: Jesucristo.
¿Cuáles son las principales objeciones a la oración?
– He aquí algunas objeciones a la oración:
· no tengo tiempo: tengo mucho que pensar y hacer;
· no tengo ganas: no me va;
· es inútil orar porque es necesario más bien hacer;
· no logro orar porque me distraigo frecuentemente, porque mi corazón es árido, incapaz de orar.
– Tales objeciones y dificultades pueden ser superadas:
· profundizando el significado y el valor de la auténtica oración del cristiano;
· orando y pidiendo la ayuda de Dios;
· teniendo presente que ciertamente la oración supone un esfuerzo y una lucha contra nosotros mismos, contra las insidias del Diablo, contra concepciones erróneas, diversas mentalidades que están difundidas acerca de la oración;
· creciendo en la virtud de la humildad, de la confianza, de la perseverancia, del custodia del corazón.
– Acerca de la objeción de quien afirma que no ora más porque en el pasado oró mucho y no fue escuchado, es bueno recordar que Dios a veces tarda en escucharnos o nos escucha de hecho en lo que le pedimos:
· para verificar nuestra fidelidad, constancia, confianza en El;
· para consentirnos de verificar la autenticidad, la oportunidad o la necesidad de lo que le pedimos, y sobretodo la conformidad de nuestras peticiones con la voluntad de Dios Padre;
· para consolidad nuestra Fe;
· para no darnos algo que no es nuestro verdadero y máximo bien: Dios nos conoce y nos ama más de cuanto nosotros mismos nos conocemos y amamos;
· para reservarnos algo mejor y más útil para nosotros, que nos dará enseguida. El, de hecho, ve mejor, más allá y en profundidad de lo que podemos nosotros.
El Primicerio
de la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli
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