Definición
La generosidad es la virtud que nos conduce a dar y darnos a los demás de una manera habitual, firme y decidida, buscando su bien y poniendo a su servicio lo mejor de nosotros mismos, tanto bienes materiales como cualidades y talentos.
La solidaridad es una determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas cercanas o lejanas, sino una actitud definida y clara de procurar el bien de todos y cada uno.
Meta
Formarnos en la generosidad, el desprendimiento y en el dar lo mejor de sí, contrarrestando los efectos del egoísmo. Salir de sí mismos y experimentar la felicidad que proporciona el donarse a los demás y vivir el valor del servicio, que implica una participación y solidaridad profunda con el otro.
Sentir la felicidad de los demás como propia, porque esto nos hará más felices en la vida porque compartiremos no sólo los propios éxitos y logros sino los de los demás.
Sólo se podrá ser realmente feliz haciendo felices a los demás, preocupándonos por los otros aún si nosotros mismos nos encontramos en el sufrimiento. Y como fruto de esta comprensión y convencimiento, nos comprometemos con los demás, viviendo la generosidad y la solidaridad
Somos responsables de la felicidad de los demás, que lo que hagamos o dejemos de hacer siempre tendrá repercusiones positivas o negativas en los que nos rodean, y como fruto de este convencimiento debemos optar por participar buscando siempre el bien común.
¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la generosidad?
– Porque experimentaremos que hay más alegría en dar que en recibir, y podremos optar por una vida de generosidad que nos brindará una mayor felicidad y realización personal.
– Porque asumiremos que también somos
-Porque descubriremos que el valor de la persona no se mide por la cantidad que da sino por la alegría y la generosidad que manifiesta en sus detalles. La manera de dar vale más que lo que se da. Y así seremos capaces de ver a las personas no en función de lo que tienen sino de lo que son.
– Porque aprenderemos que ser generosos es saber dar, acompañando lo que damos con ternura, afecto y alegría. Que se debe poner el corazón en cada acción que nos lleve a compartir y viviremos la verdadera generosidad en nuestra relación con todas las personas.
– Porque dar es el acto en que se expresa el amor y una persona que sabe amar es generosa. Comprenderemos que compartir no se limita a dar cosas materiales, sino que involucra el tiempo, la atención, el amor, los sentimientos, etcétera y estaremos capacitados a amar con madurez y sinceridad, sin egoísmo.
– Porque no se trata únicamente de aprender a dar cosas, sino de aprender a darse uno mismo. Ser generoso no es dar lo que nos sobre, sino dar lo que somos. Este es el fundamento de la felicidad humana.
– Porque es enriquecer a los que nos rodean con nuestros propios valores, colaborando en la transformación de la sociedad, sin permitir que se desperdicien los dones y cualidades que Dios ha dado a cada uno.
– Porque compartir implica estar atento y saber reconocer la necesidad del otro, abriéndose a los demás y abriendo el propio interior al amor de los otros.
– Porque la solidaridad debe ser una actitud habitual, firme y perseverante de servicio, de poner atención en las necesidades de los demás, aún a costa de los beneficios propios.
– Porque valorar y ayudar a los compañeros y participar con ellos llevará a la solidaridad y a la generosidad.
– Porque la solidaridad implica un compromiso que en muchas ocasiones nos obliga a dejar nuestra comodidad e intereses inmediatos por el bien común. Este compromiso lo debe llevar a buscar siempre los mejores medios, comprometiendo a la persona para servir y trabajar con generosidad por los demás.
– Porque ser generoso en el servicio a los demás da sentido a la propia vida.
– Porque al vivir esta virtud no desde un punto de vista teórico, sino práctico, lograremos una mayor armonía en la familia y en la sociedad, trabajando y luchando juntos y capacitaremos a los demás a formar la propia familia con más posibilidades de estabilidad, éxito y felicidad.
Vivir la generosidad significa
– Dar con alegría.
– Compartir de buen modo.
– Dar algo que es valioso para mí.
– Guardar parte de mi dinero o de mis cosas para ayudar a quien lo necesite.
– Compartir con una sonrisa aunque me sienta mal.
– Compartir mi tiempo escuchando con atención lo que otros tengan que decirme, aunque yo tenga otras cosas que hacer o realmente no me interese mucho lo que dicen.
– Estar siempre pendiente de las necesidades de los demás, más que de las mías.
– Estar siempre dispuesto a dar lo mejor de mí ante las necesidades de los demás.
– Ayudar sin que nadie me lo pida.
– Compartir mi tiempo ayudando aunque tenga que dejar de hacer otras cosas que me gustan.
– Estar pendiente de las necesidades de los demás.
– Hacer algo cada día por el bien de los demás, buscando la manera mejor y más eficaz de hacerlo, dando siempre lo mejor de mí.
Qué facilita la vivencia de esta virtud
Las virtudes de:
– Servicio, y las capacidades de desprendimiento y disponibilidad que nos ayudan a ser capaces de dar y darnos en el momento en que se necesite.
– Alegría y amabilidad que nos lleva a ser generosos dando siempre lo mejor de nosotros.
– Compañerismo y participación que nos ayudan a buscar y trabajar por el bien común y a contrarrestar el ambiente de egoísmo que prevalece en la sociedad.
– Comprensión y responsabilidad que nos ayudan a entender las necesidades de los demás, y a sentir que somos responsables de dar una respuesta comprometida y seria ante las necesidades de los otros.
– Gratitud y hospitalidad que nos conducen a darnos cuenta de los dones que tenemos, dar gracias por ellos y compartirlos con otros.
– Magnanimidad, que nos lleva a tener miras altas en el servicio a los demás.
– Fomentar un ambiente en donde se atiendan las necesidades de los demás antes que las propias.
– Ejercitarse en actos de servicio voluntario.
Qué dificulta la vivencia de esta virtud
– La competitividad mal entendida y egoísta que lleva a pensar en el otro es enemigo en potencia.
– Ambiente de egoísmo e individualismo.
– Pusilanimidad, estrechez de miras.
– Dureza de corazón .
En el Evangelio podemos encontrar cómo Jesús valora la generosidad:
«Estaba Jesús en el templo y veía cómo los ricos iban echando dinero en el cofre de las ofrendas. Vio también a una viuda pobre que echaba dos monedas de poco valor y dijo: «Les aseguro que esa viuda pobre ha echado más que todos los demás; porque ésos han echado de lo que les sobra, mientras que ésta ha echado todo lo que tenía para vivir.»» Lc 21, 1-4.
«Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus Sinagogas, anunciaba la buena noticia del reino y curaba las enfermedades y las dolencias del pueblo.» Lc 6, 17
«Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen que comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan por el camino.»
Los discípulos le dijeron: “¿De dónde vamos a sacar en un despoblado para dar de comer a tanta gente?”
Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen? Ellos le respondieron: siete, y unos pocos pececillos.”
Entonces Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y se los iba dando a los discípulos, y éstos a la gente. Comieron todos hasta saciarse, y recogieron siete cestos llenos de los trozos sobrantes. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.» Mt 15, 32-38.
«Entonces el rey dirá a los de un lado: “Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel y fueron a verme”. Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les responderá: “Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron”.» Mt 25, 34-40.
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